Por los vientos postmodernos
que sacuden la cordura,
este mundo languidece
y a un absurdo se ha arrojado
ofreciendo el contenido
como ofrenda al envoltorio.
Sobre charcos pixelados
de catódica saliva,
ciertos pies se resbalaron
en un éxtasis de himnos
que al verdugo les conduce
con violento patriotismo.
Devenida en mansedumbre
una plaga de inconsciencia,
se reajusta más el nudo
de la soga en la que cuelgan
sus principios traicionados
que una vez fueron bandera.
Es el celo de obediencia,
servidor de su uniforme,
el que troca ya la calma
en un miedo irreversible
que nos trae seguridad
y una enferma libertad.
Entretanto que las bocas
consagradas al prejuicio,
envenenan con la noche
infinita y sin estrellas
las pupilas candorosas
desmintiendo toda luz.
Y las manos incansables
que recuentan sus ganancias
tal vez busquen bajo el raso
de una luna de papel
los deseos juveniles
sepultados por el brillo.
De este culto a la estulticia
ejercido como dogma
crecerán tales hortigas,
tales cardos, tales hierbas…
que el futuro no será
sino senda intransitable.
Y por unos y por otros,
por los listos y los bobos,
los que pueden y se atreven
y los muchos que se dejan,
yo me bajo de este mundo
y el que quiera que se quede.
Qué bueno, David.
Me encanta la forma y el contenido.
Hacía tiempo que no te veía por aquí. Me alegra mucho poder leerte de nuevo.
Por cierto, yo me bajo contigo .
Impresionante poema. Me dejo meditando sobre la realidad en que vivimos y ademas, me motivo para atreverme a incurrir al verso clasico. Muchas gracias.
Siempre un placer la lectura y sentir por unos momentos el desasoiego que nos relejan tus poemas que son como un espejo del mundo. Certero, preciso, poderoso… necesario! Si te bajas que sea para empujarlo y tirarlo por el barranco. Muchas salud y gracias por esta poesía!