Y te me cuidas

“Y te me cuidas”,
dijiste en un susurro,
para marcharte.

Y me quedé
mascando ese silencio
que me dejabas.

Tarde amarilla,
de octubre ya acabando,
en pleno otoño.

Hacía frío
por culpa de la brisa
y del nordeste.

El sol lucía
con luz, encantadora,
y algo de magia.

Colores vivos
surgían y creaban
naturaleza.

Un mundo nuevo
venía a nuestros ojos
y tú marchabas.

Me quedé triste
y a solas con recuerdos
y mil saudades.

Te fuiste, “tarde”
de un día, en este otoño,
y quedé a solas.

Rafael Sánchez Ortega ©
27/10/21

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