Ebria y delirante
sostengo en las manos la herida
palpitante
de la mañana.
El silencio se rige por la nada
estupefacta
que rodea el cuerpo.
Dentro,
vive un corazón presente
atrapado en el miedo de decir palabra.
Y las horas ausentes,
y dónde esa luz de la mirada…
-relegada a un temblor
miedoso
lapidoso,
agitando las sienes-
La espera agrieta
el eje de niebla que me sostiene;
quebrada en la frente
la vida se aquieta
gloriosa.
Y otra vez,
queriendo sin querer,
abriré los ojos para verte,
pero ay, que las nubes difuminan las sombras
y cuando despierte,
habrá pasado otro día
-sin más-
de urgencia
penumbrosa.
Qué rebonica. ja ja ja! No te creas, que yo tengo mis años ya… lo que pasa es que me conservo súper bien. Muchas gracias por tu paso por mi mesita! Abrazo!
“…Y otro día…” Todos Pequenho_Ze… En la vida es inevitable escapar de momentos sombríos, y disfrutar de felices vivencias. Nuestra existencia es ying y es yang. Y nuestro deber en circunstancias amargas, es endulzarlas con la miel de los recuerdos gratos de momentos vividos.
Muy bello tu poema.
Abrazo