Un desliz, una ilusión…
y otra vez a la rutina,
camino que desanima
al que habita en mi interior.
Hoy su voz, se hizo texto,
discurso consolador,
o tal vez otro pretexto
para calmar mi gran dolor.
Sufro mucho y hace tiempo
de una terca soledad.
Escribo, es mi pasatiempo,
busco en letras mi realidad.
Y a menudo, me deprimo mucho,
pero mis lágrimas no brotan.
Aunque lisonjas escucho,
vientos necios mi alma azotan.