Elogiando virtudes del vecino
muchas veces las propias se relajan,
cuando conducen a perder el tino
viendo que en lógica ninguna encajan.
Que si confusas son las apariencias
sospechosos resultan los halagos,
porque carente esté de sus esencias
el tarro, es un decir, por estos pagos.
Pues ni siquiera ya los reyes magos
suelen dejar al niño Dios contento,
porque al no tolerar los malos tragos
las ilusiones se las lleva el viento.
Será que en estos tiempos las virtudes
no ocurren en honor de multitudes.