Te miro en noches de sueño
hermosas como una estrella.
Entre todas, tú destacas;
eres tú quien me desvela.
¿Cómo olvidar tu mirada?
si me golpea y me drena.
Y luego, cada mañana,
me asesina y ni lo niega.
Debes entender querida,
tú eres mi gran predilecta.
Por favor se razonable,
y olvida esa noche negra.
Nada ganas recordando
de cada golpe su estela.
Aquí te pide perdón
un triste tonto que anhela.
Juro jamás repetir,
mas tu dolor se revela.
No importa, debo aceptar,
será esta mi gran pena.