Sostengo una rosa en mi mano
y mi mano es una mano como muchas otras,
que se gana el pan de cada día con honestidad: sin plusvalía.
Los días son eternos en los temporales de peculio.
Los aplausos llegan a las cámaras de los Lores
y ellos lo convierten en un cheque en blanco.
Afuera se grita:
¡Muerte al bribón!
¡Muerte al ladrón!
pero la Televisión ignora el estruendo
y los leguleyos protegen la barbarie.
Sostengo una rosa en mi mano
una rosa como cualquiera
una rosa que crece salvaje
con libertad: sin plusvalía.
Golpéame suavemente con tus espinas rosa salvaje,
Golpea mi piel morena que el sol dibuja con el color de mis ancestros.
Dibuja rosa emancipada la eternidad de la brisa y la tormenta en los caminos del hombre sin PAN.
Deja rosa hermosa que la sangre de mi cuerpo las absorban tus espinas
para lavar la furia de la tierra que la han prostituido con la perversa plusvalía
El pobre
no tiene representante omnisciente
en la tierra;
eso un mal que lo mata.
Sostengo una rosa en mi mano
escandalosa y roja
blanca y purpura en su confabulación
que nace de la quietud de la creación
y su belleza es su mejor intriga.
Sostengo una rosa en mi mano
que nace del torbellino de la creación
su belleza es su misterio,
ser silvestre su manumisión,
no como la mano del hombre mercantilista
que ha hecho comerciando con ella un escandaloso peculio
que ni el sol de mis ancestros puede ignorar .
José Lara Fuentes ©