Una piedra dura en el bolsillo

La piedra inquieta de la infancia
deambula todavía en el paisaje
donde la tarde salda sus cuentas
Puede pasar el tiempo en los aleros
detenerse un sueño sobre el agua
mientras una paloma se pierde en la luz
una simple paloma como un refugio
para inventar ciertos recuerdos

La brisa puede cambiar la dirección
de este descubrimiento mínimo
Se desconoce la causa del retorno
el miedo a los licores
el cambio repentino de algún color
La piedra tiene un aspecto triste
sus manos se cansan de tallar el vacío
de intentar variaciones esquivas

Él quería ser poeta músico
nunca pensó en las locuras del jardín
en la existencia perpetua de la desmemoria
en las mutaciones de los seres
Él anda todavía por los pasajes más pequeños
con una piedra dura en el bolsillo
que le impide olvidar el pasado.

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ES bonita, y tierna, esa piedra de la infancia. Y mejor aún llevarla en el bolsillo.

Bonito poema, Agustín

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Muchas gracias, José Manuel, un abrazo desde Cuba

Muy bueno. Una piedra dura en el bolsillo. Un recurso perfecto para inmortalizar la memoria, los recuerdos.
Un abrazo

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Muchas gracias por su comentario, amigo.

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Las gracias a tí
abrazos

Muchas gracias por compartir tus versos!