En su mente estaba ya vencido.
Su cordura y sensatez se fueron.
Sus batallas había perdido.
Y sus razones también huyeron.
Afanado buscaba motivos
y que la tristeza ya se fuera.
Lo agobiaba el pasado vacío
y ni una pupila que lo viera.
¿Pero cómo curar los fracasos?
¿Pero cómo enterrar a las dudas?
¿Dónde puede buscar unos brazos
que le brinden amor y ternura?
Derrochaba su infame pobreza.
Y poseía sueños inciertos,
pero el tiempo los tornó en tristeza
y la vida los dejó ya muertos.
Se despidió de sus pocos amigos.
Decidió que nada vale la pena.
esa noche, solo, en aquel baldío,
acabó su dolor y su condena.