Que triste mi mundo
desde mi ventana
acompañado del atardecer
pensando en mi muerte.
Estoy cansado
de ser una espina clavada
en mi propia carne
recordando mi dolor, mi pena.
Que triste mi mundo
desde mi ventana
acompañado del atardecer
pensando en mi muerte.
Estoy cansado
de ser una espina clavada
en mi propia carne
recordando mi dolor, mi pena.
¡Que prismas de pulsaciones!, amigo ReveCossue, breve y calmando, bien sentimental, pero penetrante. Y aquí estoy compañero, como otros muchos por acá, quienes te aprecian. Abrazos fuertes.
Muy triste y doloroso poema, en momentos de desasosiego podemos experimentar esos sentimientos. Abrazos
Uff qué intenso. A veces deseamos terminar todo, pero estamos a merced del destino. Saludos poéticos.