Me voy a sentar a la orilla del mar
a escribirte besos de sal.
Aquel mensaje embotellado que enviaste
no ha llegado, pero ya sé lo que decía.
(Y si te invito a nadar…)
Ni la primera cita ni el segundo beso,
ante todo un orgasmo infinito
que te dure todo el invierno
para que sepas en lo que ando
cuando no estoy contigo.
Tú, con sabor a chocolate en pleno aguacero
y yo, que muero en cada línea de tu cuerpo.
Siento que te he vivido en muchas vidas,
que somos historias repetidas,
los mismos locos enamorados de siempre
cambiando de estación.
Siempre te espero porque sé que, aunque tarde, llegas
con la carita empapada esperando con mil rosas para mí.
Y bailamos un blue, un reguetón bien lento y un tango
a la luz de las estrellas desnudándonos el alma.
Y da igual si se enteran, si comentan, si nos mutilan…
ya la vida nos entendió y el tiempo supo hacerse un lado.
Si faltan flores, yo las pongo.
Si me faltas tú…te invento.