Último ocaso en Balvanera

Asombrados por la indiferencia
de tantas cosas repentinas,
creemos que la tarde es nuestro milagro
como lo es también la sombra o el morir.
En los aljibes se pierden las miradas
que tanto sus finales anhelaron,
los faroles se crucifican en las esquinas
horas antes en donde los mismos se hallaban.
Clara como la lluvia
se destiñen las cornisas de esperarlo.
Y yo pienso que el amanecer no tiene sentido,
pero los idénticos cadáveres alinean la vida
-infame y rastrera-

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Hay tanto en este poema tuyo, pero tanto! Gracias! :clap: :clap: :clap: :heart:

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Buen poema, compañero!
Un saludo, Duval.

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