Como brisa mañanera, vida mía, son tus besos,
y como sol de verano, son tus albos embelesos.
Tienen el encanto añejo, tus labios miel y tersura,
la beldad del ancho mar, la bondad de su figura;
en ellos no hay fingimiento, pose, engaño ni impostura,
¡El resplandor de los cielos en ellos presto fulgura!
Tus espigas me alborotan con sus bríos varoniles;
¡Amo tus torres seguras y ocurrencias infantiles!
Me subyugan a raudales, tantos detalles traviesos,
tu blanca sinceridad, de agua cristalina pura;
¡Ese galanteo fino, de perfumes juveniles!