Tu silencio imperfecto,
tu mirada callada,
tu sin tí no puedo,
tu quizás mañana.
Tu contigo sueño,
tus sueños de hada,
tu recital de besos,
tus abrazos a la cara.
Tu esconderte eterno,
tu volver a casa,
tu de espaldas al tiempo,
tus lágrimas saladas.
Tu despertar y me despierto,
tu buenos días sin decir nada,
tus pies frios que no quiero
nunca lejos de mi cama.
Tu café sólo, a lo lejos,
al otro lado de mi mesa con tres patas,
tu silla mirando al cielo,
tu sofá de plumas de lo que queda de mis alas.
Tus ojos cerrados al mirarte al espejo,
tu ducha fría para mi esperanza,
tu abrir la puerta y que sea invierno
aunque la luz del sol quiere invadir la ventana.
Tu adiós y tú nunca. Mi miedo,
tus cartas sin escribir de madrugada,
tu me voy, tú adiós. Me muero
si apagas el aire que queda entre la almohada.
Tu nunca y mi porqué. Tu vuelo,
mi caída en picado al recuerdo de cuando estabas
para siempre, aquí. Aquí donde te espero
rodeando el suelo de tus últimas pisadas.