Mira que me llego a ti y quedaré recogido en tu esencia, desde el norte y el sur, desde todos los vientos, antes de ser dispersado por toda la tierra, lamiendo humedades, robando colores de luces y sombras.
Sentir otra vez, con los nervios de Gaia, sufriendo los espasmos de Circe. Latiré contigo abandonado, a la frecuencia de las ondas.
¿Mas dónde? ¿Dónde fue la vez última que se paró el latido? ¿Dónde se quedó perdida la conciencia de Gaia, al recordar el sabor, el calor de tu esencia, sin admitir el frío de la nada?
¿Recuerdas acaso si hablaba un silencio, el sonido del fin de molécula a molécula, tapando la algarabía de la dispersión, de ese universo que estaba ya moribundo?
Hoy quiero cesar en ti, depurarme de nadas, de sonidos, de silencios.