Es mentira que llevas ojos de cenizas
a pesar que tus lágrimas caben en la edad de un océano.
Es falso que al quebrarte no tengas memoria de un silencio
para volverte armar, en inversas desembocaduras hasta la raíz de tu dulzura.
Desenrolla una sombra de tus orillas y licua distancias,
cosas geométricas, números blancos y espigas de papel en direcciones de agua.
Tu mirada es un ancla de prodigios,
anatomía verbal de un susurro hincado en los labios de una orquídea.
Mírate, besa las estrellas de tu abandono y despega el maíz de los hijos de tus poemas…
Y resucita y pare, avienta dentro de los instantes, himnos de lo que siempre será,
porque esa ave es tuya, y también la de Dios.
Comenzé a recorrer la magestuosidad de tu poema y opté por leerlo en voz alta. Asombrosamente bello querido amigo poeta.Realmente un placer leerte.Abrazo.
La poesia que recorre toda el alma, es la misma que viaja en diásporas de cenizas ; usted lo ha dicho en claves de simbiótico lenguaje, y en esa interacción lector/poeta, sobrevivimos todos—Mis Aplausos.