He cambiado todas las espinas
por un puñado de lágrimas
con las que formar un lago.
Hago barcos de tiempo
y los pongo a navegar.
Podría “escribir los versos más tristes esta noche” (*)
pero ya llevo tanto tiempo haciéndolo,
que hasta las farolas
me lo recriminan.
Y es que perdí el verso libre,
solo tengo poemas encadenados,
amarrados a esta pena,
que en lugar de dejarme caer
me sostiene en un “impasse” absurdo.
Podría y puedo seguir soñando,
pero la piel se cuartea con cada nuevo invierno
y la luz empieza a perder su brillo.
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(*)…como ya dijera Pablo Neruda
Me he quedado pensando en el remilgo de las farolas. También en lo exigente que son las penas en el asiduo manuscrito- parafraseando a Borges.
¡Un gusto leerle!