- Calaverita para mi familia.
Mamá.
Madre mía, madre bonita
la muerte me ha llamado
que ya tengo que darle mi carita
y tengas mi cuerpo guardado.
¡Ay, mamita! Ya no llores
que las lágrimas necesitas
para cuidar todas esas flores
de las otras almas perdidas.
El panteón guardará mis secretos
de los que mi boca nunca pronunciaron.
Solo mis silencios serán los restos
de un “te amo” para los que me amaron.
Hermano (I).
Estoy triste por no despedirme
me faltó darte mis sonrisas.
Hermano, te debo el vestirme
y tu crecimiento a prisas.
Pero puedo dejarte mi honestidad:
siempre había querido ser tú.
Esta vez la flaca me vio con bondad
y dejará tu cabello en mi ataúd.
Con el que me cuidaste cuando me acurrucabas.
El que corté cuando de la mano te soltaba.
Hermano (II).
Fuimos hermanos de nuestros errores
y necios los guardamos en los recuerdos.
Hoy que colgaste esas fotos-patrones
quítale ahora tus culpas y malmuertos.
Creo que andábamos perdidos
solo que yo ya no quise seguir.
Gracias por los momentos vividos
protégelos junto con tu infancia feliz.
Y volarán las cenizas de mi cuerpo
hacia donde ustedes las quieran llevar.
Les hago de mi última petición un sesgo
que mis semillas de esperanza las puedan sembrar.
Papá.
Tenía mucha sed la última vez que te vi.
Me desangraba mientras lavaba tus pies.
Me ofreciste la fruta que daba tu vid
y ahora está en ofrenda de vaivén.
Pero no necesitaba de agua oportuna
sino de rodrigón para enderezar.
No estaba roto de tanta fortuna;
andaba con poca fe para por mí rezar.
El panteón guardará mis secretos
de los que mi boca nunca pronunciaron
solo mis silencios serán los restos
de un “te amo” para los que me amaron.
Y volarán las cenizas de mi cuerpo
hacia donde ustedes las quieran llevar.
Les hago de mi última petición un sesgo
que mis semillas de esperanza las puedan sembrar.
En alguien que haya leído esta calaverita
o quien la muerte abrazó y se quedó a su lado dormida.
