Salió con prisas,
como con ganas de comerse el mundo.
No podía ser de otra manera.
El cordón umbilical hacía ya rato que había adelantado a su cabecita.
Prolapso manifiesto, lo llaman.
Minutos de angustia, nervios, carreras, por salvar su vida.
La madre empujó fuerte.
A la de tres, le dijeron.
O sale ahora o lo perdemos.
Y nació, sin ese llanto que se espera de los recién nacidos.
Lo apartaron de su madre para intentar lo imposible.
Treinta minutos más de a todo o nada.
Ella escuchaba suspiros, gritos, traqueteo en la sala de al lado, y preguntaba sin cesar entre sollozos…
¿se ha muerto?
Nadie le contestaba.
No había tiempo.
De esa espera interminable
solo recuerda eso.
Y el pensar volver a casa con los brazos, el corazón y el capacito vacíos.
Y el frío que tenía… y el miedo.
Cuando al fin le oyó llorar
y escuchó los gritos de júbilo de los médicos, su mundo, que había dejado de girar hacía treinta minutos,
volvió a moverse, con el movimiento rítmico y lento de una canción de cuna.
Y cuando llenó sus brazos con esa nueva vida que poco antes había sido muerte, lo apretó contra su pecho y tuvo la certeza de que ese niño se comería el mundo.
Excelente relato, con un tema muy sentido y un cierre esperanzador. Un gusto leerte, poeta.
“Y cuando llenó sus brazos con esa nueva vida que poco antes había sido muerte, lo apretó contra su pecho y tuvo la certeza de que ese niño se comería el mundo.”
Ahh es de una emoción y angustia a flor de piel, es el sentimiento más virginal que existe en esta vida, ese primer llanto de la llegada al mundo y los ojos y la piel de la madre al abrazarlo, único, preciosa narración, poeta!!!
Un angelical ser humano que se aferra a la vida desde los primeros instantes de su nacimiento a la luz.
¡La tragedia momentánea cambió su rostro para sonreírle a la felicidad!
Tu prosa poética se adornó con el hermoso final.
¡Abrazos cariñosos, Mrs. Wallace!
Vivencias que se recuerdan toda una vida, Carmen. Treinta minutos eternos. Pero, por suerte, con final feliz .
Muchas gracias por tu lectura y tu empatía .