Tras las banderas

Tras las banderas
los hombres caminaban
hacia el destierro.

Eran juguetes,
pequeñas marionetas
y poco más.

En sus ideas
dopadas y dormidas,
nada existía.

No había vida,
tampoco sentimientos.
Algo faltaba.

Un gran vacío.
La eterna nebulosa.
Alfa y Omega.

Y tú, temblabas,
pequeño saltamontes
de la campiña.

Con tus legañas,
y eterna miopía,
eso pensabas.

Una cigarra
dejaba oír su canto
en la pradera.

Y así soñabas,
con Patrias sin banderas…
¡Bella utopía!

Rafael Sánchez Ortega ©
20/04/20

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