Esa extraña soledad
con que se hermanan las piedras,
en mi bosque de palabras,
lejos de las letanías.
Lugar donde arden idos,
el destino, la verdad,
el color, si es que amanece.
La ternura necesaria que me permite llorar.
Poco a poco estar en paz,
hiel, si fuera necesario
nado por necesidad,
grito porque sé gritar.
Voy regando el calendario,
triste, de cicuta vieja.
No hay frontera en mi breviario que me prohíba pasar.
Usar la melancolía.
Un libro, fotografías,
la soledad del sillón,
una nube permanente
que llueve llevando el alma,
un cenicero indecente,
la tos que ha echado raíces,
el diablo encaramado en la lámpara cautiva…
Pensar que puedo pensar.
La curvatura es perfecta,
son las sumas tan exactas;
echo en falta humanidad.
Me cuesta a veces quedarme,
respirar esta promesa,
reír sin felicidad, solo como un gesto amable.
Hoy cumplo sesenta y seis…
No se lo contéis a nadie.
Pedro…de momento. Mayo de 2023.