Sobre tu augusta sien, blasón de vida,
reverbera un caudal de plata: leve
como los aires grávidos de nieve,
ligero como crines de ola herida…
Plata es el agua que la arena embebe,
plata el ayer que la memoria olvida;
es de plata la tarde adormecida
sobre el perfil huidizo del relieve.
Sigue la noche al día. “Año a año
deja caer sus hojas el castaño”:
otra será su sombra en primavera,
otro el fulgor de plata en sus renuevos…
Hoy miro yo tu blanca cabellera:
¡savia de plata para tiempos nuevos!
(Dedicado a un amigo, en su cumpleaños.
El entrecomillado es cita de Gerardo Diego)