Ágrafo.
No sé escribir
una letra
sin la torcedura
distanciada
de toda proyección
simétrica.
Así me despojo
de la habitual rima
musicada por el ritmo
Y la función métrica.
Espero una noción
simbólica.
Que vagamente contribuya
en el esclarecimiento
de la incógnita
en el dígito.
Si encuentras la metáfora es tuya;
Pero si es ella la que te descubre
e invade tu espíritu.
Entonces, francamente
será del universo.
Me protejo de todo bien
que distorsione
la isocronía de mi sueño
es verdad que todo eco
por más que brinque
tarde o temprano
dormita en el silencio.
Si he de romper un sortilegio.
No será con amoniaco
[cuerneciervo].
Tal es la altura
que debe tener un cuerpo hueco
para que adelgace
la conicidad
del vaso.
Así también la mente del sujeto
oculta los residuos de la frase
que pueda evidenciar su lado flaco.
Lo más difícil es limpiar
un alma cuando
se ha ensuciado.
Suele vencer por naturaleza al estropajo.
Raras moléculas con iones condensados.
Absorbiendo la carga electrostática
como en las hebras de pelo de camello.
El exorcismo es una hipérbole fantástica.
Recuerda a quien ordena un corte de cabello
Pero se niega a despojarse del sombrero.
Con nada me quedo. Lo que tomo lo remato
En el mejor de los casos lo subasto
Las almas limpias habitan en el pecho
Y las inmundas, debajo del sobaco.
Solo podrán hablar de amor
los que han amado,
De la ley
los que fueren perfumados
con el secular derecho.
Y del álgebra…
aquellos que hubieren calculado.
Con autoridad hablé de los desechos
sencillamente, porque he limpiado.