Técnicas para cuidar los sueños y los recuerdos

Tengo un baúl de recuerdos en el fondo de un armario imaginario,
los guardo escrupulosamente para que nadie pueda robarlos,
cada noche los acaricio, cuido de ellos, les doy de beber y comer.
Ciertas noches escojo uno que se convierte en mi preferido,
me dirijo a aquel baúl, lo tomo de la mano,
sacudo un poco el polvo que ha caído sobre él
y lo paseo una y otra vez por la larga avenida de los recuerdos.
Luego, después de aquel paseo, vuelvo a esconderlo sigilosamente en el armario,
ese lugar ya conocido, para que no desaparezca.
Los recuerdos son frágiles,
para sobrevivir cada recuerdo necesita un poco de oxígeno,
pero no cualquiera,
solo aquel producto de un suspiro.
Un poco de agua salada de lágrimas,
una pizca de locura, nostalgia y melancolía.

Para sobrevivir, por cada recuerdo, un paseo al año es necesario,
Sino, corre el riesgo de morir.
Puede estar acompañado de alegría o de tristeza,
De una canción preferida o de un perfume conocido.
Junto a aquel baúl que envejece y se colma con el paso del tiempo,
tengo también una caja de sueños,
y cuando los recuerdos están cansados o dormidos,
me invento un sueño y lo deposito en esa cajita.
A veces, en vez de inventarlo,
busco bien adentro de la caja y saco uno viejo y olvidado,
de esos de la infancia, por ejemplo.
Lo contemplo y empiezo a echarle abono,
entre más viejo el sueño más abono necesita.
El abono debe ser rico en creatividad, seguridad y perseverancia.
Así, recuerdos y sueños se suceden unos a otros,
Ellos esperan ansiosamente aquel paseo mágico lleno de realidad.

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Hola Luisa, bienvenida a Poémame.

Saludos.

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Me ha enamorado, es precioso y me recuerda mucho a mí, yo también soy muy nostálgica. Gracias por compartirlo con nosotros, saludos. :sparkling_heart:

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