Mientras que el cielo llore su pasado,
descubre mi cuerpo sin espejos,
imperfectamente puro,
dilatado por lágrimas de garza,
extasiado por el dulce aroma
de las murallas de tu piel pálida.
En todos estos espacios de tu ausencia,
ahora me regocijo
entre panderos y cantos venideros,
pactando sobre la roca
una comunión de alma y boca.
Lo que hallé en profundos sueños,
ha sido salvado por tus manos,
y mi amor es ofrecido
como la fruta paradisíaca
de esta gran mesa por gracia,
donde solo tú eres el invitado.
Bebamos juntos el sabor del infinito,
fundiendo nuestras llagas
en una inmortal hoguera en la tierra,
descubriendo en un instante,
los brillantes ojos de una gacela.
Ahora que el viento no cesa su danza
con la noche pincelada de estrellas;
¡No soy más la fugitiva de mis mentiras!
¡No soy más la cobarde encadenada!
Ahora solo soy mariposa que se posa
al néctar de tus labios escarlata,
ahora solamente…
¡Te pertenezco sin espejos, lentejuelas y nácar!
Enid Rodríguez Isáis
Estados Unidos
Mayo 2019.
Foto: Queen of Peace, an art print by Qistina Khalidah.
Belleza pura, belleza total y plena. Bendito poema de libertad al amor, y a la entrega, que cuando es correspondida, es mutuamente sublime. Felicitaciones. Bella Enid
Ay, pero cuánta nostalgia y melancolía me han traído tus palabras (en especial este verso, ¡me atrapó por completo!). La manera en que finaliza tu poema…inigualable. Sin más palabras, gracias por compartir, un tremendo placer leerte.