Te he buscado en las tardes perplejas,
en las bulliciosas aceras,
en las pestañas de la noche,
en cada poro de la pobreza.
Te he procurado más que a la nostalgia,
esa que a veces empaña soledades,
aunque no distinga la compasión de la venganza,
venganza de un movimiento caprichoso
(aquel que explica como se entienden
dos bocas posadas en la ventana)
… Una ventana después de la lluvia
en la madrugada.
Te he buscado en la crecida del río,
en las tinieblas del mediodía,
en las trenzas más jóvenes de la marea,
y hasta entre las joyas de una luna embustera.
No sé si sabrás que te busco,
que te empeño al susurro de un retrato,
a cada salidero de mis ojos,
a este hambriento y descalzo “te amo”.
“Te he buscado en la crecida del río,
en las tinieblas del mediodía,
en las trenzas más jóvenes de la marea,
y hasta entre las joyas de una luna embustera.”
Sencillamente sublime, querido poeta, ¡Qué imágenes! Tu sensibilidad desborda.
Un abrazo de admiración desde Tenerife.
Oh… mi gran amigo y hermano Veteig. Siempre buen hombre y humano usted. Gracias por pasar y aportar su corazón. Un fuerte estrechón de mano en la distancia.
Oh… El mayor honor y regalo del mundo poético, es ser leído y apreciado por los grandes poetas, y de esos eres tú, amigo Ale. Te abrazo en la distancia. Gracias muchas.
Te lo devuelvo con gusto, cuando no tengo el placer de leerte es porque estoy perdida, divagando en la pagina jeje. Te devuelvo ese abrazo con el mismo afecto