Amarilla la mañana,
amarillo taxi,
y amarillo su mirar;
hacia el suelo.
Algo quizás
se resume
en su mente,
tal vez su vida…
Allí queda,
a la venia
de algún corazón
“humano”…
Sus años
se notan exhaustos,
su vista inquiere
de un destino
más joven
e inmaduro.
A penas mueve
parte de sí,
cada paso
suplica ayuda…
No sé quién es,
ni el aval
de su pasado…
Solo interpreto
la respuesta
de su semblante…
Y entonces
quisiera ser yo
tiempo, y dar de mí
a todo el que pidiera…
Y entonces voy,
y como aire en su interior,
me calzo sus zapatos…
sufro su sufrir,
imploro a la imaginación,
que quizás no sea esta,
su última “amarilla mañana”…
Buen poema!! Mirar al “invisible” a los ojos es una cosa que casi nadie se atreve a hacer, porque no se quiere ver lo que hay en su mirada…
Abrazos, Deisak!
Usted es un humanista instruido en las letras de la vida misma. Contemplación, empatía y amor por el prójimo. Bondades casi extinguidas en esta casita globalista de papel. te felicito.
Y yo le admiro a usted más, por esa perspectiva igual de razonable y lógica, que usted querido amigo, afortunadamente posee. Un abrazo, y gracias por aportar este valioso comentario.