Imponiendo su Dios los radicales
ejercen sin medida la violencia,
quizás porque carentes de conciencia
se comportan Señor como animales.
Así las consecuencias tan fatales
resquebrajan al pueblo de impaciencia,
porque mostrar no puede indiferencia
ante acontecimientos tan bestiales.
Hoy por las religiones me pregunto,
si movidas al fin por la locura
el amor que predican enloquece,
que bastante marrón tiene el asunto
si queriendo imponer la dictadura
tan sólo el odio en el planeta crece.