Que sea tu aliento
mi noche infinita
y que no duerma enero.
Volver…
Hazte neblina,
que el sueño nos lleve
de galaxia en galaxia,
y la negrura nos alcance
en la ceguera de los astros
para ser destellos,
escarcha y hoguera
más allá de una piel marchita
con sus rasguños indelebles
y sus rocas de agua salada.
¡Ay vida mía
fuiste arena tantas veces
que mis dedos te lloraban!
Recoge del viento
mis silencios cetrinos
y los horizontes que no te vieron,
con tus huellas y tus relámpagos.
Así es como vuelves siempre
siendo lágrima, cometa
y un susurro helado de enero.