Sueños atados

Sueños atados
quedaron en el tronco
de un viejo roble.

En sus recuerdos
dejamos la inocencia
y juventud.

Besos robados,
caricias primerizas
y una pasión.

Pasado un tiempo
volvimos hasta el bosque
en el otoño.

El viejo roble
mostraba sus heridas
y su tatuaje.

Era un candado,
dos letras en el mismo
y una oración.

Y renacieron
los sueños del pasado
con sus latidos.

Miré tus ojos,
hablamos sin palabras,
besé tus labios.

Pero los sueños,
son sueños simplemente,
¡y tú no estás!

Rafael Sánchez Ortega ©
11/05/20

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