Suelo embarrado
por culpa de la lluvia
y la calima.
Ya quedó atrás,
es cosa del pasado
y hoy hace bueno.
Solo las calles,
los coches y las plantas
están manchados.
Dicen son ciclos
que suben del desierto
por los ciclones.
Como no entiendo,
sonrío al escucharlo
y nada digo.
Pienso en la Biblia,
nevadas misteriosas
y hasta el maná.
De todas formas
quisiera otras calimas
más efectivas.
Unas que dieran
los besos con la lluvia
y amor y paz.
Otras que hicieran
reír a las personas
de todo el mundo.
No pido mucho,
quizás eso que, todos,
tanto anhelamos.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/03/22