Para que el mundo gire, hay que empujarlo
a propósito, piensan los banqueros,
y tanto que, quizás por machacarlo
pudieran reventar nuestros traseros.
Y quien sabe si lleno de agujeros
el mundo hemos de ver dentro de poco,
cuando siendo una panda de usureros
a salvo nunca estamos de un sofoco.
Pues hay quien dice que si viene el coco
con sus ansias de mando lo solventa,
tanto que a los patriotas no convoco
por si acaso al país ponen en venta.
Por eso yo de nadie ya me fío
cuando por no llorar igual me río.