Siento vanas las voces del destino
si por meter al público en cintura
a caer se le lleva en la locura
por no querer hilar algo más fino.
A pensar lleva que por mal camino
a menudo conduce su aventura,
debiendo pagar caro la factura
si en su mal a propósito intervino.
Pues dudo que el azar manipulado
por los vates malignos haya sido
sin que medie ningún consentimiento,
si cantidad de veces con agrado
cualquier enredo campe divertido
como metáfora esencial del cuento.