El impostor creyéndose termina
el enviado de Dios por estos lares,
que glosando el Cantar de los Cantares
al cándido convence cosa fina,
Será que echando el ojo a la vecina
obviando los erráticos pesares,
si mitigar consigue malestares
un milagro será su medicina.
Que si el goce del viaje no es tangible
tendremos que buscar satisfacciones
que a conseguir nos lleven otras metas,
pues parecer parece incomprensible
que regando el jardín de bendiciones
para escapar del mal no haya recetas.