A
De sobra todo el mundo ya sospecha
que las dificultades del camino
conducen a perder también el tino
cuando el alma no duerme satisfecha.
Pues bastaría con prender la mecha
para que cualquier hijo de vecino,
con su intrépido espíritu asesino
llegue y entre a matar como una flecha.
Porque a marchas forzadas se acumulan
los conflictos por todos los rincones
según la conveniencia de intereses,
si bien es que al final se disimulan
repartiendo el botín con sus legiones
y cargándole al pueblo los reveses.