Soneto.- ciegos de amor

En los embates ciegos del amor
justa correspondencia se requiere,
y si no que se aguante y nunca espere
quien por halagos paga sin pudor.

Al altar me llevaron sin fervor,
quizás porque mi origen berebere
entonó sin malicia un miserere,
ocultando su tono seductor.

Quién diría que Adán se fue con Eva
sin firmar a propósito un contrato
a disfrutar las mieles del placer,

pues ojalá me caiga a mí esa breva,
aunque tenga que hacer a diario el pato
y que pueda mis pieles relamer.

2 Me gusta