Las catástrofes nunca vienen solas
porque unas con las otras se envenenan,
quien sabe si auspiciadas por el diablo
a quien la paz tampoco mucho importa.
Es lo que sucediendo está actualmente
en un planeta donde son las armas
las que imponiéndonos están la ley
que mejor considere el poderoso.
Así se mete al pueblo hoy en cintura
sin oportunidad de resollar
si acaso en algo su pellejo estime,
que en vano se plantea aquí el futuro
según el propio instinto ya lo intuye
sin que nada lo pueda detener.