Aprender del error y ver después
habla bien del gracioso contrincante,
si tras perder camina hacia delante
como puede encajando su revés.
Fácil que dotes tenga de marqués
que sin moverse del sillón no obstante,
debilidad no muestra ni un instante
creyéndose tal vez un lord inglés.
Pues poniendo en valor su propia estima
reconocer le cuesta la derrota
estrechando la mano del contrario,
aunque pueda chirriar alguna rima
al ver que algún detalle le rebota
tras saldar un error involuntario.