A vanas controversias, da pie el alma
a menudo, entre ateos y creyentes,
que mostrándose insípida la calma
no parecen las partes consecuentes.
Pues heridos se muestran los ponentes
si llevar se les lleva la contraria,
al meter en las ascuas ingredientes
a sabiendas de forma estrafalaria.
Quizás resulte simple y ordinaria
la propuesta, que afirma que el demonio
sólo es una figura imaginaria,
dispuesta a malograr el matrimonio,
así que habremos de tener paciencia
si queremos actuar en consecuencia.