Somnolencia

Somnolienta
me acomodo en mí misma
infinito cansancio
que no puedo ceder a otro.
Apago las luces con mis dedos
alardeando de no quemarme.
Cierro el campo sin las puertas
doy dos vueltas de llave al cielo
de aborregadas nubes.
Corro sin pies sobre el verde pasto
del Valle de Pas, húmedo de mí.
Tras las pestañas de mi ojo izquierdo
aparentemente dormido
veo la navaja de Buñuel y Dalí
acercándose a mi ojo derecho
no hablo, apenas respiro
esperando la dolorosa experiencia.
Chorrea el sueño, sangre mentálica…
Amanece en rojo.

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