Sólo viento

Soy el florete que atravesó mi pecho,
el garfio que desgarro mi cuello,
los cristales sobre los que caminé buscando respuestas
después de despertar, como una mujer lobo,
en un bosque tenebroso que, tras esconderse la luna llena,
está pleno de zarzas y ramas que pueden cortar la carne.

Fui, quise ser, cuando era niña, el humo de aquel cigarrillo
que conseguía escapar a través de las rendijas de la habitación
en la que aquel hombre quiso obligarme a aprender
todas aquellas cosas para las que era imposible que estuviera preparada.

Me hubiera gustado ser viento, sólo viento, huracanado
que disfruta destruyendo todo aquello que encuentra a su paso.
Pero era solo aire, no yo, sino aquello que me separaba
de aquellos otros niños que se acercaban sonrientes y amenazantes,
decididos a desnudarme, vejarme y someterme a todo tipo de humillaciones.

Ellos crecieron,
se dijeron a sí mismos que aquellas cosas sólo eran de niños,
cosas que habían quedado atrás,
mientras se convertían en adultos crueles
que vendieron la poca humanidad que les quedaba a cambio de un salario.

Mira a tu alrededor e imagina cuantos de ellos
convertirán tu mundo en un lugar inhabitable.
Míralos, están en todas partes,
agazapados,
esperando el momento en el que convertirse en el peor de tus recuerdos.

Está ahí, en la cola del supermercado,
dispuesto a abalanzarse con sobre la cajera
que respondía a su deseo con indiferencia
motivo que le pareció suficiente
para clavar el cuchillo en su carne una y otra vez.

Están encerrados en habitaciones oscuras,
sólo les observa la sombra proyectada en aquella pantalla
en la que visualizan e intercambian porno de venganza,
vídeos de chicas a las que escupen, golpean y penetran con dolor.

Son depredadores, que intercambian aberraciones en la red profunda.
Los mismos que buscan en las discotecas
y las playas chicas que no puedan mantenerse en pie
que vivirán una pesadilla estando dormidas.

Son los mismos cuerpos sudorosos, de mirada lujuriosa, pegajosa,
que se me clava en todos los putos sitios.
Yo sé que lo hacen, incluso quienes parecen más inofensivos.
Ellos son, muchas veces, los peores.

No temen a nada pero deberían temerme.
Desde aquel día en que decidí convertirme en infierno.
Ahora sólo me dedico a buscarles,
a los peores, lo que no es muy difícil,
porque casi todos lo son.

Soy dueña de mi cuerpo, de mi rostro insinuante,
mi boquita pintada y nada disimulado escote.
Es sencillo atraerles, morderles el labio hasta sangrar
y rozarles el sexo enseñándoles a arder.

Soy la cuerda que rodea su cuello,
la sierra que desmembra sus miembros y
el disolvente que licua sus cuerpos.

Soy el olvido que se niega a olvidar,
el reverso luminoso de Ted Bundy,
el ángel que vigila en la noche,
soy la estrella que convierte el deseo en cenizas.

Y algún seré famosa.
Ya abro todos los telediarios y sé que algún día me encontrarán.
Ese día internet se llenará de mí
y todos vosotros querréis conocer todo sobre mí.
Me convertiré en un ejemplo para muchas otras,
deberíais meteros en algún agujero y no salir jamás.
Porque somo legión
y el mundo no volverá a ser un lugar seguro para ninguno de vosotros.

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Desgarrador y elocuente en el discurso, la metafora del viento, muy apropiada, interviniendo como un eufemismo para digerir la crudeza del argumento. No es un poema para celebrar sino para advertir que hay podredumbre en todo lo que se identifique como “humano”. Mil estrellas por la audaz ejecucion.

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Mucha gracias!

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Vaya… Brutal, Senén.
Sería un gran guion cinematográfico.
Qué bueno es tomar conciencia y denunciar todos los abusos que, por desgracia, no cesan.
Abrazo, compañero.

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Muchas gracias, amiga.

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Ya lo eres para mí, desde hoy, para siempre. Gracias por este potente texto… eres Grande, y valiente. Gracias! :kissing_heart: :kissing_heart: :kissing_heart: :black_heart:

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Gracias a ti por leer :relaxed:

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