Solo te miro

Sentada y serena en la mesa de al lado,
la mañana que el sol bañaba tu pelo
por primera vez te vi, quedé extasiado,
cautivado por tus ojos azul cielo.

Marché a mi trabajo sin mediar palabra,
con tu rostro en mi mente marcado a fuego
‘tú y yo solos en el mundo’… idea macabra
ronda mi cabeza, esclaviza mi apego.

Desperté en mi cama, parecía un sueño,
un espejismo grato, un dulce recuerdo
que me arrastra, empuja y anima en mi empeño
a ir al encuentro, por verte me pierdo.

La misma hora, hasta allí mi anhelo llevo.
Busca tu mesa un agitado corazón,
el miedo a perderte, no verte de nuevo,
suspiros de mi alma nublan la razón.

De pronto, de tripas siento cosquilleo,
mi mirada sale corriendo a tu encuentro,
del pecho tambores siento el martilleo,
y retiembla mi cuerpo en pleno epicentro.

Disimulo, delatarme no quisiera,
paso a tu lado y torpemente me siento,
‘si estoy bien’, me pregunta la camarera,
tartamudeo preso de tu encantamiento,

porque me tiene atrapado tu sonrisa.
¿Se habrá fijado en mí? ¿Sentirá lo mismo?
Yo recluso en tu mirada y tú indecisa.
Hoy me propongo salir de este mutismo.

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