Tú me despiertas de mi sueño
y oigo quedamente decirme
amor…
y entre susurros,
desordenamos las sábanas
y entre un rosario de estrellas,
reímos,
como espiral de caracolas
en la orilla,
al embate de las olas.
Cuenta hasta cien o mil veces cien,
rosa de fuego quemando el tiempo,
esculpe tu calor en mi vientre
hundiéndonos en la carne perfumada,
apretando las fibras dulcemente
en fiebre y volcán encendido.
El reloj se para y en un instante
somos ascuas de amor sublime,
arrebatadas mis mejillas,
el aliento escapa de mi pecho
ebrio de tu olor, hechizada,
mi alma se abre al infinito,
y mi amor todo lo puede
y tu, Amor, te fundes en mi.
No busques escucharme,
ni mirarme,
que nuestras almas se posean,
olvida la tristeza de tantas sombras,
solo goza y siente amor,
amor, solo amor.