Sin tranquilizantes

Sangre fresca
en remolinos sobre el cielo
allí donde acaban las carreteras
que vuelven del infierno.
Machetes cortantes
con filos de cuchillas oxidadas
donde todo huele a azufre
y se pelea por la vida.
Preguntas que arriesgan
para hacer salir a los que gritan
sentados en las sillas
aquellos que no responden.
Personas que no despiertan
que no iran a ningun lado
inyectados en sus recuerdos
drogados por la muerte.

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