Sin sonido de aviso

Hay un tren. Un hombre sube descalzo al vagón. Es más pequeño que los otros. Tarda 10 años en llegar a su asiento. O puede que solo unos minutos.
Se sienta y deja las gafas de lejos en la mesa. Bebe agua de una botella que lleva demasiado tiempo al sol.
El tren arranca. Sin sonido de aviso. Simplemente arranca. Aún están las puertas abiertas.
Tarda un rato en darse cuenta de que el tren va hacia atrás. Se levanta. Se clava una astilla en el pie. Cojeando se sienta enfrente.
Tarda un rato en darse cuenta de que el tren sigue yendo hacia atrás.

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Mucha intriga filosófica hay en este texto tan bien escrito!
El tren siempre hacia atrás…
Me gustó mucho, Penny! Un saludo.:rose:

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¿Sí? Me encantan tus comentarios, María. Un abrazo enorme!!

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