Sin miedo
No le tengo miedo al abismo,
al acto irrevocable,
a la zozobra ciega de un remordimiento.
A veces el sentimiento tiene envidia
del tiempo y sus laberintos,
del eterno universo.
Causas diversas,
efecto de los sueños;
razonar es una costumbre de viejos.
Amor,
hoy no pude simular
que el fulgor del fuego
se apaga en los secretos.
Que tenga miedo el siniestro,
mejor que el oro son los versos.
Mañana, a nadie le importan mis besos.
Soy feliz
sin la felicidad de otros.
Es complicado:
el poema inagotable
jamás le llegará su tiempo.
A veces siento
que morir tan despacio
es un regalo del tiempo.
A quién engaño,
el tiempo pasa rápido,
no deja suspiros;
cuando te das cuenta,
eres un esqueleto.
Aún así no tengo miedo:
el miedo es misterioso,
celoso de un éxodo.
Mi poder es mi trova,
la aurora en el ocaso,
el alba en sus jardines frescos.
El perpetuo eterno
no es un instante,
es un refugio en la tormenta.
Jehová es mi Dios.
Él no conoce el miedo.
© Mute, el amoroso 2024.