Sin Lugar a Rebelión Alguna

Despojado del orgullo
cierro la puerta y
espero tras ella lo
que ha de llegar.
Uniré el día
con mi rumbo y
cruzaré el umbral
sin dejar huellas,
igual a las moscas
que en el horizonte
mueven el sol,
volando temprano a través
del paisaje y muriendo en
el aire de la noche.
El tiempo que mis horas lleva
sin esperanza termina,
solo visos de fuego en mis manos
que me transforman hoy en cenizas.
La muerte hace una rotura
sin lugar a rebelión alguna,
y me toma con su mano
para que no esté solo
entre las coronas.

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