Penetran guerras
ajenas entre mi estómago
dejando desazón en despertares sin calma.
Allá, a lo lejos,
escucho ecos de niños
que gritan mientras madres
lloran,
siento voces de ancianos,
que, agotados,
clavan sus esperanzas
entre nubes que se hacen
polvo de azufre…
ah, cuanto dolor
pulula entre inocentes;
impotente desayuno vacíos
de un mundo sin sentido,
porque la maldita guerra
me seca las ilusiones.
Deambula hoy
sin memoria,
con el dolor de muertos
entre campos de fusiles, granadas
y bombas nucleares,
se pierde este minuto
y solo queda el silencio
por los que se quedaron en tumbas sin nombre
por absurdas batallas de odio, poder y dinero.
Duele alma,
grita, solloza…
al fondo de la carne
un poema se escribe con sangre
sobre lodo,
quizás salga el sol,
o quizás,
la muerte nos abrace
sin banderas blancas…
una mano, entre gusanos,
extiende sus falanges con
una flor entre sus raíces,
vestigios de una esperanza,
añoranza del por fin, paz.