Voy sola,
dejando un sueño en cada esquina.
Un poema me envuelve
y me acaricia la espalda.
Los sueños son quimeras
que caminan tan cerca
y en un momento de lamento y llanto,
se tornan primavera.
Siempre retorno al tiempo,
a lo palpable, con los pies en la tierra
y en una larga noche de cualquier fecha,
sentir que me besan las estrellas.
Regreso y finjo la realidad de un sueño.
Y entonces, me pregunto:
¿será que anda tan cerca?
Sin respuesta, puedo ver el espiral de un beso
y sigo preguntando:
¿me dejarán mañana, las quimeras?
Y volver al silencio,
al disfraz de circunstancias
y a las cosas de siempre.
Regreso allí,
donde me espera el verso suspendido,
y a quererme otra vez
así, como me quiero.