Siempre el penúltimo
Pensé que sería
el último suspiro,
era el penúltimo.
Pensé que sería
la última gota de lluvia,
era la penúltima.
Pensé que sería
el último beso,
era el penúltimo.
Pensé que sería
el último adiós,
era el penúltimo.
Extenuante la cruenta escalada,
bermejo y maltrecho cuerpo,
heridas abiertas,
golpes,
llagas,
reposando al fin
al borde de un acantilado
rodeado de rocas oscilantes,
agitadas,
trepidantes,
vaga su mente extrañada
de mundos malavenidos,
mundos de sangre,
mundos de paja…
Llora el corazón maltrecho,
bello clavel desflorado,
el leve tañir de campana
suena a grito embozado.
Ruge la noche,
sutil espacio
entre alivio e innominable,
la tierra clama sosiego,
luz fulgurante.
Susurran labios al aire
una esperanza maldita,
inalcanzable,
fuera ya el fin del sufrimiento,
el cese de la amargura
el brote de la mesura,
bien sabe la hastiada razón
que el infierno pasado
es penúltimo,
siempre penúltimo,
predecesor del no venido.
Hunde la cabeza en el regazo
y asume vida,
come vida,
vive vida.
Checha, 2 de mayo de 2022
Imagen: dreamstime